sábado, 21 de julio de 2007

Una pareja de EE.UU. se declara culpable de abandonar a sus hijos por los vídeojuegos

Las autoridades investigan hoy el caso de una pareja de Reno (Nevada, EEUU) que se ha declarado culpable de negligencia y maltrato hacia sus dos hijos por estar enganchados a los vídeojuegos.

Según reveló el periódico Reno Gazette Journal, Michael e Iana Straw, de 25 y 23 años, respectivamente, eran adictos al vídeojuego «Dungeons and Dragons» (Dragones y Mazmorras), al que dedicaban todo su tiempo mientras descuidaban a sus dos hijos, de 11 meses y 2 años, respectivamente, que estuvieron a punto de morir de hambre y enfermedad.

El pasado viernes, la pareja se declaró culpable de los cargos de negligencia hacia sus hijos y ambos se enfrentan a una posible pena de doce años de cárcel.

Al parecer, los vecinos de la pareja denunciaron a la policía que había un niño en el apartamento que no paraba de llorar.

La policía envió a un par de trabajadores sociales, que, tras investigar el caso, se llevaron a los menores al hospital, donde fueron diagnosticados de malnutrición grave, casi al borde la muerte.

La niña, de 11 meses, pesaba tan sólo cuatro kilos y medio y sufría de una infección en la boca, sequedad de la piel y una grave deshidratación. Los médicos tuvieron que afeitarle la cabeza cuando llegó al hospital porque su pelo estaba enmarañado con orín de gato.

Su hermano, de 2 años, estaba desnutrido, padecía de una infección genital y tenía problemas para andar normalmente, lo que los médicos han atribuido a su falta de alimentación.

Según las autoridades, los trabajadores sociales encontraron a los hermanos vestidos simplemente con pañales en una casa llena de basura, pero con suficiente comida para haberlos alimentado.

«Tenían comida, simplemente eligieron no dársela a sus hijos porque estaban demasiado ocupados con los vídeojuegos», dijo al Reno Gazette-Journal la ayudante del fiscal del distrito, Kelli Ann Viloria.

El padre de los niños, Michael Straw, estaba desempleado, pero recibió una herencia de 50.000 dólares que se gastó en comprar equipamiento informático y una televisión de plasma con la que el matrimonio jugaba a «Dungeons and Dragons».

fuente La voz de galicia

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