Tradicionalmente significa mantener la virginidad, asegurar el matrimonio y mantener bajo control la sexualidad femenina, convirtiendo a las mujeres en máquinas, tanto para asegurar la descendencia a sus maridos como para trabajar duramente, evitando el placer sexual en sociedades en las que son los hombres los que controlan la vida de las mujeres, sobre todo en cuanto a virginidad, moralidad y matrimonio.
En los tiempos de las colonias que países europeos mantuvieron en África, en algunas regiones como Kenia, la ablación se utilizó como forma de resistencia contra el poder colonial.
Una vez que las mujeres se casan (o mejor, las casan), los maridos usan un cuchillo para abrir las costuras que cierran la vulva, no es necesario añadir que no utilizan anestesia ni desinfectantes. En cada parto las costuras deben ser descosidas completamente y vueltas a cerrar tras el nacimiento de la criatura.
La palabra “circuncisión” suena inofensiva. Nos recuerda a una pequeña operación realizada en niños pequeños o en adolescentes. Pero la circuncisión femenina significa tortura, ya que los órganos sexuales femeninos son mutilados de la peor manera y permanecen así la vida entera, la operación no puede ser corregida.
La cultura occidental no puede comprender esta costumbre. Pero para la mayoría de las mujeres con ablación es algo natural. Desde su punto de vista el ritual forma parte de su tradición, religión y cultura.
La ablación, especialmente la faraónica, debe garantizar que la mujer es virgen antes del matrimonio y que en el matrimonio es fiel. Solo así el hombre puede estar seguro de que ella da a luz a sus propios hijos. La mujer existe solo para complacer los deseos sexuales masculinos y para parir sus hijos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario