miércoles, 7 de marzo de 2007

Origen del espiritismo, la familia Fox

Origen del espiritismo, la familia Fox

Hace más de cien años, por el 1848, vivía una familia en una vieja cabaña de madera, cerca del estadounidense pueblo de Hydesville. Las rutinarias vidas de la familia Fox cambiaría una noche de marzo de aquel año 48.
Se oyeron ruidos extraños, golpes en las maderas que iban a más, susurros... Ruidos que provenían de todos los rincones de la casa, incluso del interior de los armarios. La familia asustada se levantó y buscó sin éxito al que provocaba aquello.
La noche del 31 de marzo se multiplicaron los fenómenos. La familia Fox se reunió en una habitación mientras esperaban a que pasara aquello. Cuando por fin los ruidos cesaron, la hija pequeña de la familia, Kate, golpenando la pesa con sus nudillos pidió al causante de aquel fenómeno que hiciese idem que ella. Y por cada golpe que daba la pequeña Kate en la mesa, se oía otro sobre ésta. Los familiares estaban asustados y sorprendidos.
Alrededor de aquella mesa , la familia Fox, intentaba comunicarse con aquel ser a través de golpes. En el pueblo nadie los creía, a pesar de que muchos vecinos habían visitado la casa y habían visto como de aquella mesa sonaban golpes originados por una mano invisible. Pero la familia Fox seguía comunicándose con el ente y fueron descubriendo que se trataba de un alma en pena, un hombre asesinado llamado Carlos B. Rosma, vecino desaparecido hacía algunos años y que nunca se había encontrado. La presencia de Rosma desveló a los Fox la causa de su muerte y donde había sido escondido el cadáver. La familia comunicó a las autoridades del pueblo lo que el espíritu les había desvelado y fueron al lugar exacto donde estaba enterrado Rosma. Cuando encontraron el cadáver de aquel vecino desparecido, empezaron a creer a la familia Fox.
Nacía así el fenómeno espiritista o mesas parlantes, que tanto auge tuvo a finales del siglo XIX y principios del XX. Y que tantos estafadores ha tenido.
Leyenda o no, esta historia fue publicada por el Boston Journal el 23 de noviembre de 1848.

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