Mucha gente cree que Walt Disney, al igual que el multimillonario Howard Hughes, está hibernado. Desde su muerte en 1966, el rumor de que el cuerpo del dibujante fue sometido a un proceso de crionización para su conservación indefinida ha circulado hasta nuestros días.
Los crionistas están convencidos de que un cuerpo que haya sido adecuadamente congelado puede llegar a vivir de nuevo. Piensan que la supertecnología del futuro será capaz de reanimarlos sin que padezca daños irreparables. Sería algo así como resucitar. Sin embargo, los criobiólogos –científicos que estudian la vida a bajas temperaturas- piensan que todas las personas hasta ahora hibernadas –se estima que varios centenares- han sufrido daños irreversibles en la maquinaria celular durante el complejo proceso de congelación. Este consiste básicamente en la separación de la cabeza del tronco y la sustitución de la sangre por un líquido crioprotector.
La versión oficial indica que Disney murió el 15 de diciembre de 1966, como demuestra su certificado de defunción registrado en el condado de Los Angeles Según éste, la causa de la muerte fue paro cardíaco y cáncer de pulmón, y el cadáver fue incinerado en Forest Lawn dos días después. Sin embargo, el secreto con que se llevó el funeral y el silencio en torno a la localización de su tumba hicieron que se propagara el rumor de su hibernación. Rumor bien empleado por la incipiente industria de la crionización, que semanas más tarde hacía pública las primeras suspensiones criónicas.
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