La AtlantidaLa deslumbrante civilización desaparecida en el océano que hoy lleva su nombre, fue considerada como un hecho histórico por los más ilustres filósofos griegos, no obstante, la ciencia oficial se empeña en negar su existencia.
Platón afirma que la historia de la Atlántida fue traída a Atenas desde Egipto por el sabio y estadista Solón. Por entonces, Sais, capital del Bajo Egipto, era el centro cultural del mundo civilizado. Solón la visitó alrededor del 560 a. C. y allí, los sacerdotes egipcios le mostraron los famosos archivos del antiguo Egipto, que se remontaban a muchos miles de años. A su regreso a Grecia, escribió su poema Atlantikos que fue heredado por Critias el viejo y éste la pasó a su nieto Critias quién se la contó a Platón.
En dos de sus famosos Diálogos, Platón nos habla con perfección de detalles de esta tierra desaparecida. En el Timeo escribió lo siguiente: "...En aquel tiempo, había una isla delante del lugar llamado las Columnas de Hércules. Esta isla era mayor que Libia y el Asia unidas. Y los viajeros de aquellos tiempos podían pasar de esta isla a las demás islas (Caribe) y desde estas islas podían ganar todo el continente, en la costa opuesta de este mar que merecía realmente su nombre (América). En esta isla Atlántida, unos reyes habían formado un imperio grande y maravilloso. Este imperio era señor de la isla entera y también de muchas otras islas y partes del continente. Por lo demás, en la parte vecina a nosotros, poseía la Libia hasta el Egipto y la Europa hasta la Tirrenia". En tanto que en el Critias menciona: " Habían adquirido riquezas en tal abundancia, que nunca sin duda antes de ellos ninguna casa real las poseyera semejantes y como ninguna las poseerá probablemente en el futuro". "...En primer lugar, todos los metales duros o maleables que se pueden extraer de las minas.
Primero, aquel del que tan sólo conocemos el nombre, pero del que entonces existía, además del nombre, la sustancia misma, el oricalco. Era extraído de la tierra en diversos lugares de la isla; era, luego del oro, el más precioso de los metales que existían en aquel tiempo. Análogamente, todo lo que el bosque puede dar en materiales adecuados para el trabajo de carpinteros y ebanistas, la isla lo proveía con prodigalidad. Asimismo, ella nutría con abundancia todos los animales domésticos o salvajes. Incluso la especie misma de los elefantes se hallaba allí ampliamente representada".
Otro testimonio es el de Crantor, que tres siglos después de Solón viajó a Egipto y corroboró los datos de Platón. En Sais, los sacerdotes le mostraron unas misteriosas estelas cubiertas de inscripciones jeroglíficas que contenían la "historia de la Atlántida y de las gentes que la habitan".
Desde entonces, los académicos debatieron la autenticidad de la Atlántida durante siglos, muchos dieron por sentada su existencia y otros intentaron por todos los medios de negar este relato histórico. Quién popularizó la existencia de esta civilización perdida fue Ignatius Donnelly, escritor y político norteamericano que en 1882 publicó La Atlántida: el mundo antediluviano, que situaba al mítico continente en las islas Azores, e intentaba probar que esta civilización había colonizado el Nuevo y el Viejo Mundo. De este libro se hicieron 50 reediciones antes de 1950 y le siguieron miles ensayos, artículos y novelas de otros autores, en tanto que con el advenimiento del cine y la televisión surgieron cientos de películas con el mismo tema, hasta hoy con la última producción de los Estudios Disney, el dibujo animado: Atlantis, el imperio perdido.
En 1968, se encontró una evidencia arqueológica a favor de la existencia en el Atlántico de una civilización desaparecida. Bajo las aguas poco profundas de las Bahamas a la altura de la isla de Andros, se encontraron un gran número de bloques de piedra rectangulares y otras cuadradas perfectamente unidas y formando lo que se ha dado en llamar el "Camino de Bimini". A raíz de este descubrimiento, Charles Berlitz publicó en 1971 un libro titulado: El misterio de la Atlántida, donde profundiza las investigaciones y agrega más datos respecto a otras ruinas submarinas dispersas por el Caribe. En 1973, un equipo de exploración submarina de la Universidad de Los Ángeles, halló en el Golfo de Cádiz, España, restos interesantes, la doctora Asher, a cargo del grupo declaró: "...a 17 millas de la costa y a lo largo de Cádiz, a unos 29 metros de profundidad hallamos una plataforma que databa de 1000 a 7000 años a. C., y que en aquellos tiempos se encontraba sobre el nivel del mar. Descubrimos fragmentos de columnas, bloques de piedra e incluso carreteras". Debido a que el tema fue subiendo de temperatura, la Universidad de Indiana, en los Estados Unidos convocó en abril de 1975 a un simposium titulado "La Atlántida: ¿realidad o ficción?".
Expertos en todas las ramas del saber se dieron cita para intentar resolver el problema de la Atlántida de una vez por todas. Los escépticos triunfaron y demostraron que el argumento de Platón, que se remontaba a 2.400 años atrás, era pura ficción. Sin embargo, el continente perdido siguió dándole dolores de cabeza al establishment oficial, que para terminar con el tema trató de situarlo en el Mar Mediterráneo, en la isla de Thera y en Creta, algo que es incompatible con el relato del Platón, o sea, una enorme masa de tierra situada al oeste del estrecho de Gibraltar, en cercanías de la desembocadura de un gran río, que desapareció bajo el mar, hace unos 12.000 años, a raíz de una colosal catástrofe natural.
Uno de los teóricos de la Atlántida más convincente fue el ingeniero Otto Muck que en su obra El secreto de la Atlántida, apoya las ideas de Donnelly acerca de los paralelismos hallados entre las costumbres y leyendas a ambos lados del océano atlántico y presenta algunas evidencias que confirman la existencia de una tierra desaparecida alrededor del 9000 a. C. Muck calcula que un enorme asteroide con un diámetro de 10 kilómetros cayó sobre la Tierra desde el noroeste, en cercanías de Puerto Rico. El impacto generó una fuerza explosiva de 30.000 megatoneladas de nitroglicerina, equivalente a la de 3000 bombas de hidrógeno. Muck opina que el traumático acontecimiento hundió tierras entre Europa y América del Norte, y gran parte de la América Central para formar el Golfo de México y el Caribe. La destrucción marcaría el inicio del calendario maya, que según muchos se sitúa el 5 de junio del año 8498 a. C. Cuando la Luna, el Sol y Venus estaban alineados, haciendo que la fuerza de gravedad combinada desviara el asteroide de su órbita cuando pasó cerca de la Tierra.
A pesar del tiempo transcurrido y de siglos de investigación, especulación y discusión, la existencia de la Atlántida no ha podido ser probada ni refutada. Pero guste o no a las instituciones científicas oficiales, es muy posible que pronto aparezcan pruebas concluyentes que corroboren la existencia de un imperio cuyas ciudades yacen ahora en el fondo del Atlántico.
lunes, 27 de noviembre de 2006
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario