lunes, 27 de noviembre de 2006

Los crímenes del "Otaku"

Ratifican pena capital de asesino aficionado al "gore"

Esther
. El Tribunal Supremo japonés ha ratificado en enero la condena a pena de muerte de Tsutomu Miyazaki, un asesino en serie que mató a cuatro niñas entre 1988 y 1989 en Tokyo y Saitama Prefecture y se comió algunos trozos. Miyazaki había sido condenado en 1997 a la pena capital por el Juzgado de distrito de Tokyo. La cuestión que se planteaba era si el asesino cuando cometió los crímenes padecía un trastorno mental que le convertía en inimputable. El presidente al Alto Tribunal consideró que el asesino tenía un trastorno extremo de la personalidad, pero que no le exime de responsabilidad criminal. En uno de los dos estudios psiquiátricos que le realizaron para el primer juicio se concluyó que el trastorno mental que padecía le hacía inimputable. El condenado dijo entonces que las había matado porque se le apareció una rata humana.

Los crímenes del "Otaku"
Tsutomu Miyazaki
Miyazaki, que por entonces tenía 27 años, mató a cuatro niñas, de 4 a 7 años, y le pillaron cuando intentaba acercarse a la quinta. Se llevaba a las menores en coche y las estrangulaba. Uno de los cuerpos apareció carbonizado y a otra la descuartizó y se comió sus muñecas. Envió una carta a un periódico, bajo un nombre falso, reconociéndose autor de las muertes, y a la familia de una de sus víctimas le remitió otra carta con restos de la menor.
Miyazaki era un joven solitario de clase media que trabajaba en una imprenta y había nacido con las manos deformadas. Parecía que no le prestaba mucha atención al mundo exterior y que lo único que le interesaba era su colección de películas. La policía encontró 6.000 cintas de vídeo en su habitación. Esto hizo que los medios de comunicación dejaran de llamarle el "Vampiro" y pasaran a conocer sus fechorías como los "Crímenes del Otaku". Los Otaku en Japón son los aficionados obsesivos: Ese individuo rarito que sale poco, casi no se relaciona con gente (salvo que sean otros aficionados a lo mismo) e invierte casi todo el tiempo libre en su obsesión (los videojuegos, la informática, el manga, perseguir a un cantante o hacer una revista de crítica de crímenes, por ejemplo). Los asesinatos de Miyazaki llamaron la atención sobre la existencia de este tipo de personas que, desde entonces, son una especie de parias en Japón.
La segunda gran polémica suscitada por el asesino japonés derivó del contenido de sus vídeos. La mayoría eran películas de manga- porno ultraviolento y gore. En su colección de vídeos había varios "Guinea Pig Films", una serie de películas gore que se hicieron pasar por "snuff" auténtico, al principio, y se acabaron reciclando en una especie de gore humorístico, tras el escándalo Miyazaki. Las pelis no tenían créditos, lo que hacía pensar que no se podía revelar la identidad de los protagonistas porque eran auténticos torturadores asesinos y víctimas que morían en pantalla. Con el tiempo, acabaron editando el "Cómo se rodó"... de varias cintas para demostrar que eran ficción. Pero es posible que Miyazaki no se llegara dar cuenta de esta irrealidad, ya que confesó que había matado porque ansiaba grabar sus propias películas de cadáveres. En uno de sus crímenes reprodujo una escena de "Flower of flesh and blood" ("Flor de carne y sangre"), la segunda peli de los "Guinea Pig", que fue rodada en 1985.

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